Inventado en el sur de Francia a mediados del siglo XIX, fue usado como pavimento en las construcciones hasta los años 1960.
El proceso de fabricación se caracteriza por el uso de moldes metálicos para la aplicación de los colores, que posteriormente son fijados a la base de cemento mediante el uso de prensa hidráulica.
El mosaico hidráulico se fabricaba pieza a pieza. El artesano elegía los colores que va a utilizar y preparaba una pasta con agua, mezclando polvo de mármol blanco, cemento blanco, arena y pigmentos.